Seguir una dieta adecuada y saludable tiene muchas ventajas para cualquier persona. Además de mejorar la salud de forma global, una correcta alimentación mejora tu rendimiento diario y puede reducir factores de riesgo de muchas enfermedades. Existen gran cantidad de dietas consideradas “saludables”, pero no se puede afirmar que haya una que sea mejor o la perfecta para todo el mundo. La alimentación debe ajustarse a las necesidades únicas de cada persona y a sus circunstancias de cada momento. A pesar de ello sí que se pueden establecer unas condiciones básicas para que una dieta sea considerada como saludable.
En general, puedes empezar por cuidar tanto el tipo de alimentos que consumes como su cantidad. Debes optar por productos lo más naturales posible y evitar al máximo alimentos procesados, refinados y envasados que se encuentran en los supermercados convencionales. En cuanto a la cantidad, debe ser moderada y la calidad debe primar sobre esta: carnes, huevos o lácteos ecológicos, pescado que no sea de piscifactoría, frutos secos naturales… son opciones preferibles a las convencionales.
También es característico de una dieta saludable el consumo diario de frutas y verduras, mucho mejor si son locales y de temporada. Por el contrario, es mejor que limites las carnes a no más de 3 veces por semana y que optes por el pescado azul en sustitución. Reduce al mínimo posible el consumo de sal y azúcar y de aquellos productos que la lleven por defecto, así como de alcohol, bollería industrial, frituras, golosinas, etc. Por último no te puedes olvidar de beber agua y desterrar completamente (o casi) otros tipos de bebidas como refrescos o zumos envasados.
Como ves, llevar una dieta saludable no es excesivamente complicado. Solo requiere de voluntad y un poco más de conciencia a la hora de llenar la cesta de la compra. No tienes excusa para no apostar por una alimentación healthy: a la larga, tu cuerpo te lo agradecerá.